jueves, 12 de noviembre de 2009

Una de monos


(Via El Pais) Cuando a principios del siglo XIX los occidentales se encontraron con los monos por primera vez en los zoológicos de París y Londres se disgustaron.

Los monos recordban a los visitantes demasiadas cosas sobre ellos mismos violando la norma establecida entonces por la religión que dictaba que el hombre no era un animal, sino algo muy diferente.

Esta separación es fácil de entender cuando miramos a un conejo o un ave, pero con los monos nos colocamos en una posición problemática y la gente no termina por acostumbrarse