Los neuroinvestigadores de la Universidad de Boston Ogi Gas y Sai Gaddam publicaron en mayo de 2011 A Billion Wicked Thoughts (mil millones de pensamientos impuros en traducción libre).
El libro está basado en el estudio del comportamiento sexual anónimo de más de cien millones de hombres y mujeres de todo el mundo, que han realizado mil millones de búsquedas online, visitado un millón de páginas web, visto un millón de videos eróticos y cinco millones de anuncios personales clasificados, leído un millón de relatos eróticos y docenas de miles de novelas románticas digitalizadas.
Para realizarlo han contado con la colaboración del Ministerio de Defensa de Estados Unidos, el Laboratorio Lincoln de Biodefensa del MIT y Hewlett-Packard.
Las principales conclusiones del libro:
- A los hombres heterosexuales les gusta el porno de transexuales, las escenas con penes grandes y las fantasías en las que su mujer se acuesta con otros hombres.
- Los hombres prefieren a las mujeres con sobrepeso que a las delgadas.
- Las mujeres prefieren los relatos a las imágenes, aunque aquellas que prefieren las imágenes suelen tener más apetito sexual, son más agresivas socialmente y se sienten más cómodas asumiendo riesgos.
- Las mujeres disfrutan con la lectura de escenas en las que dos hombres de aspecto masculino tienen relaciones sexuales.
- Los hombres suelen buscar videos eróticos de mujeres entre los 50 y 60 años.
- Los hombres gay tienen intereses sexuales online casi idénticos a los de los hombres heterosexuales (interés por parejas mayores y con sobrepeso, fetichismo por pechos, culos, pies y penes, sexo anónimo y sin emociones).
- El cerebro masculino moldea sus intereses sexuales en la adolescencia y rara vez cambia, mientras que los intereses sexuales de las mujeres son dinámicos y cambian con frecuencia a lo largo de sus vidas.
En los hombres, las excitaciones física y psicológica están unidas. El cerebro del hombre es capaz de transformar un solo estimulo en excitación. En las mujeres la excitación psicológica está separada de la física. El cerebro femenino necesita múltiples estímulos para llegar al mismo estado. El circuito sexual del cerebro femenino está construido para procesar “pistas” de excitación tanto físicas como psicológicas, y estas pistas súper elaboradas deben cubrir un espectro emocional, social, intuitivo y, por supuesto, también sexual. Lo cual explicaría el hecho de que a tantísimas mujeres lo de pagar por porno les parezca tirar el dinero a la basura.
Por eso, una sola escena de sexo explícito es capaz de lograr una erección (100 millones de hombres vieron porno on line en EEUU y Canadá en 2008) y los hombres no entienden por qué una porno para mujeres debe tener historia y guión (67,3 millones de mujeres leyeron novelas románticas on line en EEUU y Canadá en 2008).
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