La web debía estar colgada el 30 de octubre coincidiendo con la publicación de varios anuncios en revistas de arte en los que se anunciaba la nueva web y la participación de la galería en una feria de arte contemporáneo.
A partir de ese momento comenzó una pesadilla para conseguir que mi "amigo" publicase la web. Como imaginas la web no solo no se publicó el 30 de octubre, sino que además el 11 de noviembre seguía sin estar operativa. Como se acercaba la fecha de inauguración de la feria volví a llamar a mi "amigo" al móvil y no se digno a cogerme el teléfono.
En ese momento decidí encargar la web a un profesional que me explicó con todo lujo de detalles la competencia profesional de mi amigo y la calidad del trabajo que estaba desarrollando.
No servía nada porque se había dedicado a reciclar componentes de otras webs (todo de su padre y su madre). Tuvimos que hacer la web por completo desde cero. En menos de 4 días estaba lista.
Hoy, un mes después de haberme dejado tirado y de no dar ninguna señal de vida mi "amigo" me pide por mail los datos para la facturación.
Lo más llamativo es el poco valor que la gente da a la amistad.